Posted by on Dic 5, 2020 in Artículos | Comentarios desactivados en El arcángel Uriel y Corona

El arcángel Uriel y Corona

El arcángel Uriel y Corona

La pandemia de corona es como un cuarto oscuro apto para todo tipo de proyecciones. El miedo preocupa a muchas personas; encuentran que Corona refleja su propio miedo a la muerte. Para otros, Corona es una gran “nada”, medidas estatales como el “encierro” son mero acoso que solo siguen los corderos crédulos. Claro, la idea de ser atacado repentinamente por un virus mortal crea miedo, pero es muy materialista e inicialmente ignora cosas más profundas como el destino individual y la propia capacidad de recuperación. ¿Pero una «nada»? Aquí intento mirar un poco más en lo profundo.

Una de las consecuencias de esta pandemia es que difícilmente haya algún destino humano en todo el mundo que no se vea afectado por ella de alguna manera. Los familiares pueden enfermarse, los viajes se cancelan o se producen dificultades económicas si las «medidas Corona» desembocan en desempleo y, por lo tanto, en la pérdida de ingresos. Pero también se forman nuevas relaciones si, por ejemplo, debido a las restricciones de viajar que se han impuesto, la gente de pronto se da cuenta ‘lo agradables’ que son sus vecinos más cercanos.

Es obvio: son las jerarquías superiores las que aquí comienzan a intervenir en el destino individual. Si nuestros ángeles son los portadores de nuestro destino, ahora debemos pensar en la influencia de los seres que están arriba de los ángeles individuales, en primer lugar los Arcángeles. Rudolf Steiner destaca cuatro de los siete arcángeles: San Gabriel, San Rafael, San Uriel y San Miguel; ellos trabajan respectivamente en invierno, primavera, verano y otoño. El Arcángel San Miguel actualmente gobierna como espiritú rector. Rudolf Steiner enfatiza cómo los Arcángeles interactuan “mano en mano” y señala que San Gabriel (regente en el invierno del norte) también esta presente en el verano del sur, es decir San Gabriel también actua través de toda la Tierra.

En pleno verano, la sublime figura de Uriel –como Steiner describe en sus notas sobre la imaginación de San Juan (Johanni Imagination)– mira con severidad a las profundidades de la Tierra, donde la plata de la Tierra, brillando hacia arriba, se transforma en el sol dorado del radiante vestido de San Miguel. Pero también se hace presente algo en cierto modo “perturbador”. Se trata del error humano, eso que todavía es imperfecto en la especie humana. Hay «formas que se disuelven y se apelotonan, diseños que a veces se agrupan, a veces se disuelven» que se entretejen en este mundo puro de cristalización natural. La mirada seria de Uriel está fija en ellos.

“Lo natural está entretejido con lo moral. No sólo existe el orden moral mundial en nosotros como impulsos abstractos, sino que vemos ahora, mientras miramos la existencia de lo natural y nos preguntamos: ¿Vive la moralidad en la vegetación? ¿Vive la moralidad en la cristalización? – cómo es que los errores humanos y la cristalización natural se entrelazan naturalmente en pleno verano.”

Lo que Steiner describe es una imaginación. Las formas, las debilidades morales humanas que se “apelotonan” son una imagen. Tal como lo describe Steiner, es algo objetivo, que tiene lugar bajo la mirada del Arcángel, en las profundidades de la Tierra. Deberíamos considerar seriamente la posibilidad de que Corona sea un efecto que tiene que ver con nuestra moral. En lo que sigue una aclaración de ello:

Cuando tratamos de mirar nuestras condiciones terrenales desde la mirada del difunto, sí, quizás con la mirada de las jerarquías, ¿no hay un impulso poderoso para detener las actividades destructivas de las personas en la Tierra? El daño que causamos a la Tierra no debe continuar así, la flora y la fauna, todo el ecosistema sufre, y sería comprensible que jerarquías superiores decidieran intervenir para frenar a las personas en sus actividades. Aparentemente, los diversos desastres provocados por el hombre, como la extinción de especies, el cambio climático y el aumento de la pobreza, no son suficientes para que la gente entre en razón. Reconocer los signos de los tiempos no solo significa tratar con más cuidado nuestra naturaleza, sino también modelar  las relaciones sociales con más solidaridad. ¿No es acaso ese el impulso que ha captado la conciencia de muchos jóvenes en el movimiento „Fridays for future“ (Viernes de futuro)? ¿No es tal vez esa la pista que el mundo espiritual quiere darnos con esta pandemia? Visto así, la esperanza de que una vacuna haga desaparecer del mundo al Corona resulta ser una ilusión. Más bien, tendríamos que acostumbrarnos a que el virus nos acompañe en el futuro y esperar más mutaciones, a menos que abramos un capítulo completamente nuevo en nuestra relación con la naturaleza y nuestros semejantes. La lección tendría que ser: ¡más interés y autolimitación!

 

Bernhard Steiner