Posted by on May 9, 2020 in Artículos, y de estas virtudes... ¿cuáles conozco?...¿cuáles practico? | Comentarios desactivados en Paciencia

Paciencia

Paciencia

Una de las principales metas de toda persona espiritual es erradicar barreras. Y, sin embargo, la paciencia es la creación de una barrera, suave pero implacable, que separa el sentimiento de la expresión. No es una barrera muerta, un muro de ladrillos, sino algo vivo, construido sistemáticamente por un largo período de tiempo. También es una protección.

De un lado está el sentimiento. Los sentimientos corren profundos y rápidos. Ellos, si les diésemos alguna oportunidad, inundarían la vida. Nada con ellos y verás que, aunque pueda haber una emoción, por ejemplo euforia, puede haber también abatimiento. Sin barrera alguna, la emoción, el sentimiento espontáneo, encuentra expresión instantánea. La vida se convierte en una serie de actos espontáneos, y lo mismo sucede con la palabra.

Alguien con un mínimo sentido de la belleza, necesita de la paciencia y del control. La paciencia actúa como un muro, sencillamente se desacelera. Desacelerar la expresión es el primer paso para acelerar el progreso espiritual. Al contrario que un muro ella también abre tu visión, te concede tiempo para evaluar el futuro: para pensar con tranquilidad.

Uno de los estímulos más desafiantes para la paciencia no son las otras personas, sino simplemente nuestro propio cuerpo. Observa en qué circunstancias la expresión verbal es dictada por el estado del cuerpo: si se siente pesado, la mente se siente pesada y las palabras caen como plomo en el aire; si el cuerpo está sano, la vida sigue su curso normal.

La paciencia repele la enfermedad. Ella surge entre las cosas, no actúa, solo está, como el muro, la mamá o ese lugar cuya presencia o recuerdo ofrece refugio. Y, así como te habías podido sentar en el regazo de mamá, o bajo la sombra de un árbol, o en el silencio de un cálido espacio, puedes sentarte sobre el “muro” de la paciencia y tan sólo observar. Algunas veces es peligroso hacer cualquier otra cosa.

Algunas veces la paciencia hace que persistas que continúes con algo que creías haber concluido. El muro, siempre silencioso, le da la espalda al sentir o a la emoción y, sencillamente encara el futuro. Sigue adelante. Si las madres o los maestros dejasen de incentivar a los niños, nosotros, todos, seguiríamos “en pañales”. Y a veces en nuestras mentes lo estamos. Entonces la paciencia es una medida maravillosa contra la imprudencia, pero también es un medio de estímulos,

Los medios y las medidas son temporales. Un día el muro será derribado. Cuando los sentimientos hayan crecido lo suficiente como para merecer la expresión instantánea, éste será el momento de la libertad. Para cualquier persona que esté llevando una vida espiritual, tornarse íntegro es una meta natural. Y en algún momento el muro podrá ser franqueado, dejado atrás y todo será luminosa alegría.

Por: Anthea Church